Como es del conocimiento general, el término “semántica” viene de la Lingüística y denota el estudio del significado. Convirtiendo las webs en más semánticas se persigue proyectar los atributos lógicos y conceptuales del lenguaje a los ambientes digitales, es decir, lograr que las páginas web sean más descifrables para los equipos, adicionando metadatos semánticos y verdaderos a la Web.
En líneas generales, la web como se conoce hoy nace en 1990. Se basaba en un programa cliente (navegador / editor) que utilizaba el lenguaje de etiquetas de hipertexto HTML, conjuntamente con unos pasos de transferencia de hipertexto HTTP y el distintivo uniforme de recursos digitales URI para la ubicación de cuerpos digitales.
No obstante, el W3C a finales de los 90, empieza a plantear la necesidad de que las webs sean más semánticas, pues había numerosos errores a la hora de configurar los contenidos y una falta de explicaciones normalizadas para los medios digitales.
Por ello, los resultados que presentaban los buscadores eran bastante confusos. Así la web semántica se trazó como objetivo que los visitantes hallasen soluciones a sus preguntas de manera simple e instintiva.
A numerosos visitantes les ha ocurrido que, al efectuar una indagación, surgen resultados que contienen términos clave que investigamos, pero sin una relación coherente con los datos que nos interesan. Este problema se aspira superar mediante las páginas web semánticas, procurando que los resultados sean más notables. Para conseguirlo se requiere que los datos que flotan en las páginas web semánticas sea entendidos por los equipos.
Los elementos básicos de la web semántica son los metalenguajes y los modelos de representación.
La tecnología del XML (Extensive Markup Language) se complementa perfectamente con otras. Facilita la trasmisión de datos estructurados, adicionando sintaxis superficial sin limitaciones en relación al significado.
Otro componente de esta web es el RDF (Resource Description Framework) que se ocupa de fijar interacciones entre la información y los PICS (Platform for the Internet Content Selection) que contribuyen a definir si la información es importante o no para los visitantes.
Adicionalmente, existen otros componentes necesarios en la web semántica. Uno de ellos son las ontologías, las cuales son una organización de conceptos por orden de importancia, con propiedades y correspondencia. Procuran conformar redes semánticas de unidades de datos interrelacionados. El otro elemento clave son los agentes que se interrelacionan con el ambiente online, para situar los datos que mejor se adecúan a los factores de búsqueda presentados por el usuario.
El objetivo es asegurar que los ambientes digitales presenten un uso lo más original posible. La web semántica debe ser capaz de gestionar los contenidos y analizarlos, haciendo suposiciones lógicas de manera automática.
Para ello se requiere igualar muchos elementos: conceptos generales, anotaciones sobre significados de palabras, alfabeto y formatos. Para el momento, que un software tenga la capacidad de desarrollar estas actividades de manera automática sin mediación humana, continúa siendo imposible. Sin embargo, la web semántica representará un rol de relevancia en los ambientes online por venir.
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